Durante la pandemia tome un par de clases en un taller de escritura y salio esto... TALLER 2
Ernesto sube al taxi, tuvo que caminar algunas cuadras para tomarlo. Las reformas de la ciudad hicieron que la calle del teatro sea peatonal. Es invierno, esta húmedo; hay bruma.
Ernesto esta contento, aunque no se note. Dia de trabajo intenso, sin pendientes de relevancia y distención tardia con una obra de Pirandelo, disfrutando los desordenes de otros, que el no se permite.
Vamos a Palermo, Demaria y Sinclair, le dice cordialmente al taxista. Empieza el reloj a marcar la tarifa.
Dolor de cabeza, bostezo y la bruma que crece, las cuadras se hacen mas largas, el camino desconocido. Ernesto es de las personas que sufre si el recorrido no es el mas corto, rápido y económico, aunque no le dice nada al chofer.
El taxi avanza, a la bruma se le suma el frio y un ruido agudo, incesante que no se detiene.
Algo pasa en ese taxi, algo pasa en esa noche, pero no tiene la voluntad para averiguarlo, tampoco para cambiar el camino
El taxista, pelo entreverado de canas, ojea por el espejo sin decir palabra
Le parece adivinar que ha cruzado la avenida Córdoba, y le alcanza para tener confianza y sentirse en este mundo.
El taxi, flota entre la bruma. Frío, sonido agudo y un olor rancio de basura no recogida que ya lleva bastante tiempo
Según sus cálculos, debería estar llegando y de eso sabe mucho. Ernesto tiene el don y la obsesión de saber el camino óptimo.
Camino desconocido, seguramente no el mas conveniente, dolor intenso, ruido agudo insoportable, olor rancio y la bruma que crece. El chofer lo sigue mirando.
Un acorde de bandoneón suena, de una radio AM, canción conocida al compas del 2x4.
El camino sigue, la bruma sigue, el ruido agudo también, pero ya no hay dolor
El taxi se para... Son 400 pesos.
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